Mefistófeles

es bueno ver donde está la otra mitad que cada uno tiene.
no para soldarla, ni para intentar tontamente fusionarse crecer y multiplicarse según lo indican todos los astros.
¡no!
definitivamente.
ni tampoco para intentar hacer del desquicio un culto, tajar el agujero en el medio escupir palabras maldiciones tragar miedos escupir angustia cargarse a un par adorar la razón que justifica esto y lo otro y puede aún justificar peores atrocidades en el nombre del padre y del hijo y las mujeres siempre afuera pero no porque sean mujeres si no por el lugar que ocupan en nuestras cabezas en nuestra sociedad en nuestras casas-cabezas… lugares de mierda… el lugar del Dios celoso que no reconoce que existen otros dioses… el agujero en el medio origen de cualquier culto ciencia razón o diferenciación exterminante.

es bueno ver nuestra otra mitad, así sea de vez en cuando,
porque
¿está perdida?

si es otro el que controla mis órganos y orgasmos si mi cuerpo le responde en palpitaciones en afonías en estornudos en palabras escondidas
si es el otro el que me hace actuar
si el otro me controla,
¿debo anticiparme e intentar dominarlo yo?

¿está perdido todo lo que no puedo controlar?

Una noche sin luna, el traficante de Cizaña cavó un pozo en la tierra. A unas pocas casas de distancia había un grupo reunido, sus ojos estaban completamente en blanco. Eran hablados por las babas de los espíritus de hoy y de ayer. Habían enterrado sus historias en una historia común distinta… pero parecida. En las noches de niebla el diablo se convierte en perro y pasea por las calles buscando almas perdidas. Una gitana lee el destino en los hilos de la mano. Alguien reza. Alguien llora. Alguien vendió su tiempo y sabe que ya no podrá recuperarlo. Alguien desespera. Alguien espera. Alguien fuma. Alguien arroja una moneda…

humo y espejos: la memoria

mi otra mitad me cela, me encarcela, me juzga, me condena, me libera, me da el crédito que después me quitará, me desafía, me ofende, se ofende, sella estampillas en mi carne con destino a Nuncajamás, me hamaca en parlamentos de perico, se hace una película en la que soy actor de reparto, actúo mal…
muy mal
mí papel.

pienso que no me creerán, ni lo que digo ni lo que hago, porque nunca me gustaron las telenovelas.

pienso…

ya te encontré muchas veces
y te volveré a encontrar

¿con qué escena te masturbas?

a mi me gustan las escenas salvajes, me gusta sentir al Natural, aullar a la luna, a mi me gusta sentir que soy lobo y que estoy sobre una loba, a mi me gusta fantasear que soy animal…
y mi animal hace estallar en añicos mi pensamiento.

pero también puedo fingir tu escena: ¡un servidor!
como me enseñaste…

de vez en cuando soy mi propio enemigo
me acecho
me salto al cuello saboreando el salado gusto de la sangre…

Hasta que un día… lejos de los gritos y graznidos de las viejas de la liga de la moral, un viejo zombie sacudió la tierra que tenía en su traje. Se acomodó el sombrero. Miró el reloj –regalo de su padre-, lo limpió alentándolo. Tomó como cada noche un ramo de flores de una tumba vecina. Llegó hasta la puerta de Doña Erminia Flores. En la tarjetita: “te amo, tu Don Atanor”.
Hasta que un día ya no lo hizo más…

¿tú con qué fantasías te masturbas?
¿hasta dónde llegas en tu afán de concretarlas?

¿hasta dónde eres real,
hasta dónde una película muda de malos actores
interpretando
malos guiones?


¿quieres que te cuente mi fantasía?

soy un animal
que fantasea que es un hombre.

¿perder?
¿ganar?

no te debo nada
no me debes nada

y de vez en cuando

el laberinto me muestra sus esquinas