las vampiresas no existen, me repito. me convenzo, me parece. este no es el mundo que de chico pensaba un complot. una red de gente, o de otra gente, casi seguro extraterrestres. ¿pero yo cómo lo sé?
que sí o que no. seguro que no, y si existen los vampiros y vampiresas seguro es metáfora. pero a veces las metáforas cobran vida. como Pinocho, como esas noches de tormenta que descosían las ideas y soltaban sus cargas explosivas, sus deslumbrantes sinsentidos pinchando la piel, tras el cráneo, detrás de las cuencas de los ojos. seguro que no... no puede ser.
los vampiros son gente disfrazada. me disfrazo de vampiro, me saco sangre, me pruebo mentalizando la mordida con mentiras literarias. me da miedo mirar en el espejo. que no haya nadie, que nadie sepa, que nadie diga. si soy vampiro no existo, me digo. casi razonando.
que no existan papá ni mamá. que son gente disfrazada. de reyes magos o de gente normal. que son extraterrestres hasta que se demuestre lo contrario. que soy tan terrestre que no entiendo el más allá o el menos acá. seguro que no, que no es cierto.
que el del espejo es otro, mecánico, arti
ficio sacri
configurado en programas virales que ya no se sabe de donde vinieron.
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