Una nueva piel más sensible a las ondulaciones de los vientos, te dije, o me dijiste en ondas, ondina de aguas de la luna, aparecida diciendo brujerías para que sean bujías iluminando apenas mí noche adentro, en la noche de afuera, naufragando entre drogas y alcohol, pero mí piel nueva estaba repleta de toda la mala leche que hiciste saltar noche tras noche, rapto tras rapto, de abandono que encierra, encerrado en el carozo de tu calabozo, en tu bozal en caprichado en el capricho que me eligió para que te diga
Que no sé si estás viva o muerta, vos habías sentido un mar convulsionado y lo querías transmitir, en un abrir y cerrar de ojos transmitir tu viaje que hace magia de tripas, revueltas y convulsionadas, querías, que no importara que había sido exportada del abismo y de la nada, de diabla te habías vestido para hacerme comprender que el alma es el reflejo de un espejo y ese espejo puede ser... luna signo estrellas de un mapa de nunca grabado en la nuca.
Una nueva piel, más permeable, más sensible, para dejarse llevar por el viaje del viento, que por pobre y esclava, vos sabías, no te hacía menos linda, menos vos de los que pagan por posar, por pisar el terreno que heredaron de la misa, que expandió la miseria y los apellidos, vos
sabías.