14.7.19

miopía

Lo inconciente posta, lo que  es realmente inconciente, eso al otro lado, más allá de la conciencia, del conocimiento, del claro ante los ojos y los sonidos, los olores coordinados; eso mismo, eso que te digo, es el futuro y el pasado que te condujo al mismo, el futuro que ya fue, porque vino así… eso es algo también, es alguien, con quien conversar y modificarlo si se puede, si no se puede no se puede, si la fuerza de la fuerza, autosignificante, es demasiado grande y no se puede ejercer fuerza propia para contra restarla, entonces nada, habrá que hacerle caso porque ahí es donde estamos vencides.
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Aprendimos entonces a hablar, a ignorar el lenguaje con que nos quisieron hacer hablar, porque nos teníamos entre nosotres, vos yo elles, aprendimos a decir las cosas de otra manera y eran las mismas cosas, pero hechas de otras cosas. Otras mezclas.

Lo inconciente posta todavía no sabemos bien lo que es.

Lo tenés por un lado a Inmanuel Kant, que no se bien quién fue, pero leí un par de libros, decía que había una cosa innombrable, Otra, y que le dábamos sentido desde nuestra humanidad.
Ahí la podés flashear y pensar que se trata de la materia misma, y de la materia a la madre hay un paso. La madre muerte, tierra que la entierra y dos por tres la recordás para saber que está ahí, aún, esperando. Con el tiempo la empezás a querer y no te escondés tanto. Tonto todo lo odiado. ¿Para qué? –te dice ella misma. Y ahí ponés al amor de tu vida, si no lo podés descuarticar en tantos amores como cosas puedas querer.
Ahí está el closet, el noumeno de Kant, y cada quién le va a decir como quiera. Hacete materia mamá. Hacerse mujer, terrícola es otra cosa, cosa de este mundo.

Hay monstruos debajo de la cama, son inconcientes. Posta. Por los que te dicen que tenés que apostar.
Yo me dormí, y no aposté. Soñé que apostaba.

Ponele que nos ponemos a hacer cosas con el lenguaje. Poné un poco de plata además, así va un poco más allá la cuenta de esto que te cuento.
Se venden historias que ayudan a vivir. Se ayuda a vivir, como se puede. La plata es plata, la infinita mente separada. Plateada la bandera, que puede como siempre, no significar nada, ser un trapo. O libro que cuenta… la historia que te cuenta.

Poné, apostá, pongo un sueño en pedazos antes de que se evapore. Lo hago plano, lo planeo, lo contorsiono con las manos, busco las partes reales, las realizo.
Si podés hacer que la nada que quedó significada tenga personalidad
si se personifican las partes de tu cuerpo, los órganos,
lo sabés desorganizados. Capaz que se pueden curar las enfermedades
y las mentes.
O capaz que no,
y la conciencia es un órgano más sin mayor importancia.
(Y en cualquier lugar se construye siempre una 
nueva
o una vieja.

Es de noche, a lo lejos los lobos.
Aúllan todo lo que digo. Se acercan.
Lloro agua de mar, que me parió, y me paro. Me parto. Doy lo que puedo. (Lo que no puedo me lo guardo, o incluso también, me adelanto a darlo.)
Pongo el freno. A las palabras que ruedan y dejan de decir.
Digo. Nada.  





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