se conocieron se husmearon se atoraron, olfateó él el rabo de ella, ella lo reconoció por la manera de olfatear, se siguieron un tiempo, se reflejaron a propósito, se desconocieron en consecuencia, en secuencias atoradas, trastabillando ritmos, en sincronía, en una dulce sincronía…
ella sola en su recámara, su oscuridad, buscando los contornos de su cuerpo, dibujándolos, pliegues y flexiones del cuerpo, reflejando sensaciones recorriéndola en espiral: anémonas, ánimas, multiplicidades animosas: anónimas.
sin puertas ni ventanas.
cada sensación es un murmullo en su cuerpo, apagó sus ojos para reconocerlas: eran antiguas pero aparecían por primera vez; por primera vez caminaba su tierra material, su creación, su amada y extraña humanidad, llena de secretos aún para él/ella que todo lo sabía, y sabía incluso los secretos pero se le escondían en los pliegues del universo, en sus curvas sincronizadas.
ella está frente a la computadora, coleccionando estrellas que titilan, ninguna ventana cerca, ninguna puerta, un cofre lleno de mundos que apenas pueden reflejarse desde las porciones equivalentes de su mundo -el de ella- propio; no existen mundos imposibles, sólo existen mundos sincronizados o desconectados, sólo existen ritmos en tiempo abierto hacia el espacio, espacio que quita al tiempo de lugar, de su eternidad inercial, espacio plegado que se pliega hacia adentro y hacia fuera…
un dedo untado en saliva: la magia está conjurada.
finos y largos, los dedos son cálidos, son palomas que cortan el aire, son suaves contactos con un interior que se sale desde poros y olores, un tacto que fluye, un ritmo que atraviesa todos los tiempos, metamorfosis animal, hombre que se aluna en la piel de una mujer, mujer abismada en la luna del espejo: en los pliegues preñados de mundos individuales.
pezones eréctiles, recorridos tangenciales, las imágenes disparadas y en ebullición, chorreando desde la boca –negra leche- los labios, la baba, el mentón afinado, el cuello ofrecido –matandomuriendo-, los pechos abriéndose en decisiones opuestas que son la misma, los pechos coronados con guindas eréctiles, el chorro se derrama y se diluyen en el calor que derrite la nada, la nada que lo combustiona, estalla en chispas disparadas hacia el infinito hacia lo alto, en espirales, en círculos que jamás comparten sus ejes.
se pliega en su entrepierna, comprende su clítoris, erecto como barco a la deriva, comprende su pene, su vigor, desde el otro lado de si misma, navegándola en un mar sin orificios ni límites –ni puertas ni ventanas-, infinito envuelto en sus costas de hombre y mujer: litoral encapsulado frotándola/frotándose, atropellándola, sangrándose…
si piensas no sientes/si sientes no piensas
el pensamiento invade el cuerpo e imagina. in-vagina. hay un loco en la luna que conoce algunos secretos que el universo esconde en sus cofres plegados: los hombres no están hechos para las mujeres/las mujeres no están hechas para los hombres.
el cuerpo se chorrea en el pensamiento y despunta todo lo que no puede ser pensado. hay un mono en la luna masturbándose; acaba de descubrir que dios tiene tetas y que su leche está preñada de todos los mundos posibles; se excita de haberlo descubierto; en siete días se habrá cansado –los tiempos del placer son cortos si no se renuevan- y se pondrá a crear un mundo nuevo: su mundo: sin puertas ni ventanas.
¡basta un flash –un relámpago- para crear un mundo!
no hay verdades reveladas: el mundo ha dejado de ser plano.
es curvo
curvas de mujer a la espera de que el otro –el potente- la seduzca
potencia de mujeres de alargar los penes
no hay Verdad en un universo curvo: hay puntos de vista verdaderos.
ella es el espacio al que da tiempo: el espacio de su cuerpo excitado.
por atrás, pidió el marqués que sabía catar placeres como si se tratase de vinos, de vínculos estáticos.
-¡dame el culo, perra!
y en un golpe de varita, de pensamiento esquizofrénico, ella era la pantalla de los mundos que hacían ebullición dentro de él: ella no estaba.
la cogió por el culo: desafiando a ese dios agonizante y estúpido que no hacía otra cosa que relacionar a con b, este para esta y esta para este otro, mamá y papá, nene y nena hasta que sus hijos los conviertan en dios, el único dios; el velo sobre todos los agujeros; modelo y copio, origino y duplico, así no y así tampoco: una sola verdad plana y sin acordes, plena, sin volumen ni pezones; el dios de la luz y la transparencias, fosilizado y muerto por el espacio y el tiempo, ahogado en el vómito de su propia reflexión, de su nada generalizada: su culpa en el culo.
-ponte de espaladas a mí, tan desnuda como el universo sin dios, abre tu puerta trasera, que penetre la antorcha preñada de chispas prontas a ser disparadas hacia lo alto, hacia la luz que no dará el final de este túnel.
el culo es una esfera plegada. es estrechez de sincronías veloces, crujientes, salvajes. está cerca de la sangre, está conectado directamente a los latidos, es variación de suertes e infortunios, es el ojo negro de la noche.
el marqués piensa mientras caga/mientras se coge a un joven por el orto.
dios no juzga ni medita.
no conoce, no habla, no oye, no degusta, no palpa, no olfatea, no especula, no planifica, no resuelve, no calma, no imagina: no decide.
dios es la totalidad de los puntos de vista y no es ninguno en particular. es el fluir, la curva, el filo. la composición de los mundos que se unen en sincronía o se desconectan; los mundos desconectados se pierden en habitaciones sin puertas ni ventanas, sin estallidos, sin placer y con el culo tapado de culpa.
una vez quiso dios tener un punto de vista y solo uno: entonces fue cuando asesinaron su alma, crucificándola, para siempre.
cuenta otra historia que el mundo estaba lleno de dioses, que eran bondadosos y gustaban de hacerles favores a sus hermanos mortales; pero los mortales quisieron favoritismo en esos favores y quisieron lo que tenía el otro, siempre los otros, así que los dioses -cautos y sabios- trataron de advertirles que estén donde estén: el otro en sus cabezas será siempre otro.